Las siestas por la tarde pueden escribirse de tres formas distintas:
Como en todo, hay cosas positivas cuando se trata de las siestas de la tarde. ¡Vamos a verlas!
En un estudio, los participantes que dormían la siesta regularmente durante periodos de 10, 20 y 30 minutos mejoraron su rendimiento en pruebas cognitivas de memoria y vigilancia realizadas en las dos horas y media siguientes. Mientras que los que durmieron más de 20 minutos sufrieron somnolencia, los que durmieron 10 minutos experimentaron un aumento inmediato del rendimiento. Otros estudios han mostrado resultados similares.
Un estudio publicado en el Journal of Applied Physiology descubrió que el "hábito de la siesta" se asocia a una reducción de 37% en la mortalidad coronaria. Esto es posible gracias a la reducción del estrés cardiovascular asociado al sueño diurno. Aunque admiten que no saben si el beneficio procede de la siesta en sí, de una posición reclinada o simplemente de la expectativa de una siesta, concluyen que esta disminución de la presión arterial puede ser la razón por la que se ha encontrado una menor mortalidad coronaria en quienes duermen la siesta.
A Universidad de Berkeley Un estudio ha descubierto que una siesta de 90 minutos puede mantener la calma. Cuando a los participantes en el estudio se les mostraron caras que expresaban enfado, miedo y felicidad a mediodía, y luego otra vez a las 6 de la tarde, descubrieron que los sujetos se alteraban significativamente más por las caras de enfado y miedo más tarde en el día. Sin embargo, no si dormían una siesta de 90 minutos a la hora de comer en la que experimentaban sueño REM.
No es una gran sorpresa. Un estudio de la NASA sobre pilotos militares y astronautas somnolientos descubrió que una siesta de 40 minutos mejoraba el rendimiento en 34% y el estado de alerta en 100%. Aunque no conduzcas un cohete espacial, la fundación recomienda una siesta rápida antes de conducir tu coche para reducir el riesgo de un accidente de tráfico por conducción somnolienta.
A la mente le encantan las siestas. Dormir durante el día puede potenciar el pensamiento creativo, impulsar el procesamiento cognitivo, mejorar la memoria y, en general, despejar las telarañas.
Las cosas pueden ser difíciles cuando se está bajo de energía. Sobre todo cuando se trata de fuerza de voluntad, que suele ser mayor por la mañana, cuando el cerebro está fresco. Cuando se sufre privación de sueño, al cerebro le cuesta especialmente ignorar las distracciones y controlar los impulsos. Una "siesta energética" al mediodía puede invertir la habitual pérdida de fuerza de voluntad de la mañana a la noche. Añadir que una siesta puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y recuperar la concentración es siempre una ventaja.
Los investigadores han descubierto que, aunque las siestas más largas pueden provocar somnolencia, también se consigue un buen sueño REM. Ahí es donde aparecen el aprendizaje complejo y las habilidades perceptivas. En un experimento, los científicos del sueño compararon directamente la ingesta de cafeína (200 mg) con la siesta (60-90 minutos) y el placebo en tres procesos de memoria distintos:
En general, la siesta mejoró el rendimiento en las tres áreas de aprendizaje, mientras que la cafeína lo perjudicó (o al menos no lo benefició).
Aunque los beneficios de la siesta son muchos, no a todo el mundo le resulta fácil conciliar el sueño en mitad del día. Para ellos, incluso un descanso tranquilo o una breve sesión de meditación puede hacer maravillas. Los ejercicios sencillos de respiración pueden ayudar. Como respirar despacio y contar las respiraciones o inhalar contando hasta tres y exhalar contando hasta seis, repetir. Pueden ayudar a ralentizar el cerebro y ser potencialmente reconstituyentes.
Aunque el ser humano suele dormir en una sola fase, hay personas que prefieren una noche de sueño más corto y una siesta por la tarde. Hay varios tipos de siestas, y también un buen número de beneficios derivados de ellas. Los mayores beneficios son el rejuvenecimiento de la memoria, la disminución de la tensión arterial, la tranquilización, el aumento de la creatividad, el estado de alerta y la fuerza de voluntad. Y, científicamente demostrado, las siestas funcionan mejor que el café. Si no se puede dormir la siesta, a veces basta con tumbarse y descansar tranquilamente o meditar.
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